Los coches autónomos están a la vuelta de la esquina pero con su llegada surge un importante problema que deberíamos resolver antes de comenzar a verlos por nuestras calles.  este problema es el denominado dilema del tranvía o dicho de otra manera en caso de duda a quién debería atropellar mi coche autónomo.

El dilema del tranvía nos ponen una situación en la que tenemos un tranvía que va a toda velocidad y no puede parar y más adelante tenemos una bifurcación en la que a un lado hay 5 personas atadas a la vía y al otro lado hay una sola persona atada en la vía y nosotros tenemos que decidir que camino debe tomar el tren. La solución sería conseguir determinar cuál de las dos opciones sería el mal menor.

Está claro que no es una cuestión de fácil respuesta sin embargo es imperativo que lo resolvamos antes de poner estos coches a circular. Tenemos dos noticias la buena es que el MIT anunciado que cree haber encontrado la solución. La mala es que la solución que aportan es una forma de echar balones fuera.

Según el MIT lo mejor sería hacer una encuesta a millones de usuarios y que sean estos los que a través de un sistema de votaciones decidan cómo deberían comportarse los vehículos.  Esto permite que las compañías no tengan la responsabilidad sobre el accidente ya que todo se ha basado en un acuerdo previo por parte de la sociedad.

El MIT  busca crear una gran base de datos con muchas de estas cuestiones para que cuando un vehículo se enfrente a una de estas situaciones simplemente a toda la base de datos y ver qué es lo que has decidido la mayoría y actúa en base a ese criterio.

Esto nos plantea nosotros, los consumidores, una inquietante pregunta:  ¿seríamos capaces de comprarnos una máquina que  ante una eventual situación pueda determinar matarnos porque somos el mal menor? ¿No debería tener el vehículo la obligación de proteger a sus ocupantes?